Historia

El Colegio Parroquial del Inmaculado Corazón de María desde que nació en el corazón de un joven sacerdote hace 60 años siempre ha tenido como meta hacer que cada estudiante sea educado de manera íntegra, es decir que no sólo desarrollo o potencialice sus cualidades y competencia sino que también sea persona en todo el sentido de la palabra, es decir que se distinga por poseer y llenar el mundo que le rodea de auténticos valores cristianos.

Al ordenarse sacerdote el Padre Marulanda, fue nombrado a trabajar como vicario cooperador en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz (barrio Santander), al lado del padre Bernardo Sánchez Muñoz, con territorio asignado en la vicaria del Inmaculado Corazón de María.

Inició su trabajo en esta vicaría ayudando a los habitantes de los barrios Claret e inglés gestionando la instalación de los servicios públicos básicos (agua, luz).
La construcción del templo se inició en el año 1955 y se terminó en obra negra en 1970, obra que se realizó con limosnas, venta de ladrillo, tinto, arepas, donaciones que hacían los padrinos que se nombraban cuando se bendecía cada uno de los pórticos que se iban construyendo.

Al principio, cuando llegó no había escuelas en el Claret la gente iba a estudiar a Santa Lucía gestionó ante el Distrito para que arrendara casas y el departamento diera los maestros, pero pocos años después ya esa ayuda se acabó. Se inició una escuela para el servicio de la gente más pobre y un señor Alcides Bru pagaba el arriendo y los maestros, pero al ver que este señor dejó de ayudar surgió la idea de que la escuela se convirtiera en colegio pero que fueran los mismos padres de familia quienes la sostuvieran, ellos accedieron y así se inició el colegio parroquial.

El colegio en principio funcionó en casas pero luego se construyó el primer tramo del colegio para que estudiaran los niños de la comunidad parroquial, más tarde siguió trabajando y ahorrando al máximo para ir construyendo tramo a tramo lo que hoy es el centro parroquial que incluye la parroquia y el colegio.
A través de su ministerio sacerdotal vivido a profundidad, con entusiasmo, dinamismo, fe sin igual, la ha dedicado a sembrar el amor a Dios, a la santísima Virgen y al prójimo, además de enseñar y vivir siempre en la oración, la humildad, el orden, la honestidad, el servicio, la entrega desinteresada, la gratitud, dar hasta sus propios bienes para beneficio de la comunidad y su gran hobby caminar mucho.

Toda la obra de la parroquia como el templo y el colegio, dice: ”le debo a la Santísima Virgen María, lo que soy y lo que he podido hacer”. “El amor y la devoción a la Santísima Virgen se la debo a ella”.

Durante este tiempo se dedicó a la educación de los niños y jóvenes, distinguiéndose por sus capacidades como: desinterés personal , esfuerzo, alegría, estricto sentido del deber, don de servicio, tenacidad, laboriosidad, incansable en el trabajo, ingenio que con firmeza pero con un corazón inmenso para formar personas que fueran las mejores, por quienes sin importar las faltas cometidas, seguía luchando por la superación de ellos, recalcaba que en el plantel los educadores deben ser ejemplo de valores, porque el INCODEMAR debe buscar que salgan bachilleres con un buen nivel intelectual y sobre todo con un excelente sentido de lo que es convivir y servir en comunidad con todo lo que esto implica.

Por su amor a la juventud, a los estudiantes, al colegio y al conocimiento de Colombia; apoyó, organizó y participó activamente en las excursiones del grado undécimo como estímulo, año tras año, a los bachilleres INCODEMAR. Lideraba las celebraciones litúrgicas especiales y actividades sociales en las que personalmente con gran acierto preparaba los alimentos y sitios de recepción para el compartir, agradecer y estimular la unidad de la familia.

Su gran sentido social “querer el bien para todos”, amando no solo al colegio sino a la comunidad en la que se desenvuelve la persona, lo llevó a involucrarse activamente con algunos miembros del colegio, en el bienestar comunitario de los barrios Claret e Inglés animando y conformando el comité de Integración de éstos, a través de éste se consiguió una sede del centro del Salud que funcionó en el parque del barrio Claret con edificio propio, comités de deporte, cultural, seguridad; este comité aún hoy funciona.

Monseñor decidió volver a su tierra natal Cuba, en cumplimiento a una promesa que había hecho al salir de allí “algún día volveré a trabajar por los míos y por mi querida patria”, ese deseo se le cumplió después de 35 años y de llenar una cantidad de requisitos que el gobierno cubano exigió. En su despedida, con la alegría de volver a su país pero con la tristeza de dejar a Colombia y a la gente que le brindó la amistad y acogida, exhortó a la comunidad educativa a seguir queriendo mucho el colegio, a vivir de acuerdo con los designios de Dios, a luchar incansablemente cada día por elevar el nivel de la calidad de vida, por unir esfuerzos siempre en función del bien comunitario.

El padre José del Carmen Carrillo Romero es una persona muy humana, entusiasta y sencilla, se distingue por su vida de oración y deseo de sembrar esta vivencia en cada uno de los miembros de la comunidad educativa y parroquial, además por su amabilidad, respeto por la organización y admiración por la responsabilidad de cada uno de los colaboradores en esta obra de iglesia, enseñando a valorar y cuidar todo aquello que está al servicio comunitario, procurando formar verdaderos ciudadanos del futuro.

Es un formador de líderes asignando responsabilidades a los integrantes de los grupos del colegio y/o de la parroquia para que coordinen, organicen, planeen, desarrollen y evalúen las actividades programadas. Con su ejemplo de vida y de trabajo, que con madurez y entrega a favor de la parroquia y del colegio se preocupó por llevar a cabo la pastoral del plan global de la Arquidiócesis de Bogotá.

El padre José, igual que sus antecesores, fue un ejemplo de vida, trabajo fortaleciendo las vivencias religiosas a través del compartir y la oración.

El padre Manuel Mora Laguado, se formó en la comunidad de los hermanos de la Salle, terminó sus estudios en el año de 1997 y respondiendo al llamado de Dios, ingresa al seminario mayor de Bogotá, donde al finalizar sus estudios se ordena como sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá; siempre su vida se ha destacado por su deseo de servir y dar lo mejor de sí, es decir ha hecho de su vida una verdadera diaconía del amor por los otros. En su servicio al pueblo de Dios, cabe señalar que ocupo los siguientes cargos: Vicario parroquial de la parroquia san Sebastián del barrio Tunal, párroco de la Parroquia de san Luis Gonzaga y rector del colegio del mismo nombre durante 8 años, docente, formador en la escuela de diaconado permanente durante 15 años aproximadamente, párroco de la Parroquia del Inmaculado Corazón de María y rector del colegio durante seis años y cinco meses hasta el 30 de junio de 2014.

Como hombre de Dios siempre fue una persona que trabajó en beneficio de los estudiantes y pensando en ofrecer una educación de calidad según el corazón de Dios y siguiendo las enseñanzas de la Iglesia como maestra. Se caracterizó durante su permanencia en el colegio como una persona orante, visionaria, con un alto grado de optimismo, con espíritu innovador capaz de superar obstáculos sin ahorrar esfuerzos humanos, ni económicos para cumplir en el menor tiempo posible las metas que se propuso apuntando a alcanzar altos ideales en beneficio de la comunidad educativa. Para hacer realidad su ideal de educación se preocupó por la calidad en los docentes, por ello no sólo buscó estar rodeado de excelentes maestros y directivos sino que no escatimó esfuerzo para apoyarlos y acompañarlos en el duro trabajo de formar los jóvenes. Como educador y rector siempre fue visible su reciedumbre; templanza, pulso, exigencia y firmeza, con un sentido humano de misericordia, sin apasionamientos; nunca perdió su horizonte de trabajar incansablemente por el favorecimiento de los proyectos de vida de los niños, niñas y jóvenes.

El asumir como rector de la institución no le fue una tarea fácil, el cambiar paradigmas implica la exigencia de multiplicar sus características especiales de firmeza, tenacidad, paciencia, perseverancia y empeño; inmenso esfuerzo que como sacerdote- rector le correspondió, para hacer realidad sus sueños y proyecciones que no hubiese sido posible sin su alto nivel de identidad con su misión pastoral que lo caracteriza.

Al ver el presente histórico se aprecia que el Padre Manuel Mora Laguado, manifestó a través de su gestión en la obra el inmenso amor a Dios, al Inmaculado Corazón de María y al colegio; puesto que bajo su dirección como hombre de Dios, día a día entregó lo mejor de sí para que el colegio Parroquial del Inmaculado Corazón de María fuera siempre el aula materna que todo niño o joven estudiante anhela encontrar.

El Colegio Parroquial del Inmaculado Corazón de María bajo su gestión y misión de pastoral avanzó significativamente hacia los nuevos tiempos; el orden del sistema organizacional y administrativo, la consolidación de la estructura curricular y pedagógica, el fortalecimiento pedagógico de preescolar y primaria con la implementación de innovaciones y herramientas específicas para los procesos de lectoescritura y desarrollo lógico matemático, el fortalecimiento del inglés como segunda lengua, la puesta en marcha de cambios continuos y discontinuos como la consolidación de guías y talleres, la implementación de la metodología a través del módulos, la implementación del enfoque de currículo problémico, los avances a nivel de la estandarización del proceso convivencial, el desarrollo de la creatividad y el emprendimiento, la ciencia y la tecnología, el establecimiento de convenio SENA con cinco programas de educación técnica, el mejoramiento de la infraestructura en cuanto a: embellecimiento de áreas comunes, dotación de alto porcentaje de mobiliario, pupitres para los estudiantes, dotación de televisores plasma en las aulas, adecuación-construcción de catorce nuevas aulas de clase, consolidación de los grupos representativos a nivel deportivo, artístico y cultural, fortalecimiento de los talleres de lúdica en jornada ampliada, la obtención de la certificación y recertificación de acuerdo con la norma ISO 9001, versión 2008, y lo más importante la transformación hacia una cultura de la calidad en la comunidad educativa y la consolidación del área de pastoral con resultados favorables en los estudiantes y en el personal de la institución son entre otros los aportes más valiosos a destacar de su misión y capacidad de gestión.

Luego de concluir sus estudios de bachillerato, ingresó al Seminario Mayor de Bogotá, donde recibió la ordenación sacerdotal de manos del Señor Arzobispo Pedro Rubiano Sáenz, el cinco de mayo de 2007. Realizó estudios de Filosofía en la Pontifica universidad Javeriana.

Entre sus tareas pastorales a lo largo de su vida como presbítero de la Arquidiócesis de Bogotá, se encuentran: Vicario parroquial, en las iglesias de Santa Isabel de Hungría y San Sebastián. Luego fue nombrado como párroco en la comunidad de San Francisco de Asís; apoya en la Zona Pastoral del Espíritu Santo, al Consejo de Arciprestes, como secretario, en la Notaria Eclesiástica los procesos de corrección y autenticación de documentos y en la atención de los casos de matrimonios de extranjeros.

Durante su permanencia demostró liderazgo en la toma de decisiones que favorecieron los procesos del colegio; el estar en constante comunicación con el consejo de padres y el consejo estudiantil, docentes y personal en general le ayudaron a tener una visión amplia y clara de las necesidades institucionales. El apoyo permanente a los procesos pedagógicos a partir de las directrices de la curia y del SEAB (Sistema Educativo de la Arquidiócesis de Bogotá),el fortalecimiento en la parte espiritual de la comunidad educativa, la capacitación permanente de los docentes a través de los cursos virtuales que ofrece la Unimonserrate universidad integrante del SEAB, la motivación a descubrir y a fortalecer las potencialidades de los estudiantes en las diferentes áreas del conocimiento a través de olimpiadas, concursos; lo caracterizaron por ser una persona inquieta que está a la vanguardia de los cambios y exigencias de la época.

Otras de las fortalezas a resaltar del padre Angelino, fue su preocupación incansable para implementar actividades innovadoras a través de los proyectos de área, las cuales se visibilizaron en el aula y en durante el año en la celebración de los días asignados para las áreas, y el animar al estudiante a tener contacto con el contexto real a través de las salidas pedagógicas, culturales, y de fortalecimiento espiritual, que los prepare a afrontar los nuevos retos siendo excelentes seres humanos, auténticos cristianos y verdaderos servidores de la sociedad.

En su gestión pretendió alcanzar la calidad educativa con excelentes resultados académicos, dando apertura hacia el manejo del inglés como segunda lengua y la puesta en práctica de los valores; aspectos que de forma permanente inculcó como rector a los padres de familia y estudiantes, con principios institucionales y de Iglesia.

Un grupo de personas de la institución, entre directivos, administrativos , docentes y personal de apoyo recibieron capacitación con ICONTEC en la norma ISO 9001 versión 2015 para continuar siendo una institución de calidad; parte de las acciones adelantadas frente a los cambios que favorecen el funcionamiento de la institución se determina por el fortalecimiento de las áreas financiera, contable e infraestructura para optimizar la eficiencia y eficacia del servicio educativo.

Fortaleció el desarrollo de habilidades en investigación, propuesta implementada desde el año 2017, la cual ha contribuido a la formación de los estudiantes en lectura crítica, la generación de aprendizaje significativo y la construcción de conocimiento interdisciplinar.

El Padre Angelino Sanjuanés Flórez institucionalizó el 5 de septiembre para conmemorar la pascua de nuestro fundador Monseñor Jesús María Marulanda Uribe, como un homenaje de reconocimiento a su labor.

El 9 de septiembre de 2019, el padre Angelino Sanjuanés Flórez coordinó la grata Visita Pastoral de Monseñor Luis Augusto Campos Flórez, vicario de nuestra zona episcopal, en la que se sostuvieron encuentros con estudiantes, personal administrativo, servicios generales y docentes, con el sentido de animar en nuestra vocación misionera y hacer lectura evangélica del tiempo presente: discernimiento.

Ordenado Presbítero el 30 de noviembre de 2013 por el Eminentísimo Señor Cardenal Rubén Salazar Gómez, para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá.

Inició su servicio pastoral como Vicario Parroquial en María Auxiliadora 2013, Administrador Parroquial en Nuestra Señora de Altagracia y Capellán en el Colegio Parroquial San Juan Bautista de la Salle desde 2014 hasta julio del 2020. Delegado en la Vicaría San José de la Pastoral Juvenil, Capellán del colegio Parroquial Adveniat y Arcipreste del Arciprestazgo No. 4.2. (2018).

Nombrado por Monseñor Rubén Salazar y ratificado por Arzobispo Monseñor Luis José Rueda Aparicio como Párroco y Rector del colegio parroquial del Inmaculado Corazón de María a partir del 28 de julio de 2020, se ha caracterizado por su dinamismo, cercanía con la comunidad e interés por aportar significativamente a la formación integral de los niños, niñas y adolescentes.

El colegio como obra de la Iglesia seguirá en su misión educadora a través de los tiempos, con la animación de pastores que comprometidos con su misión sacerdotal contribuirán en la formación de las generaciones en su compromiso de formar excelentes seres humanos, auténticos cristianos y verdaderos servidores de la sociedad.